Aradia
es una misteriosa mujer que aparece por primera vez en el famoso libro: “Aradia, el
evangelio de las brujas” de Charles Leland publicado en 1899 aproximadamente.
Se describe en este libro como una diosa, hija de Diana, la diosa lunar adorada y asociada
a la brujería desde tiempos inmemoriales en lugares como Italia, y de su
hermano Lucifer,
dios del sol. Aquí Aradia aparece como la Madre de la Brujería y Protectora de la Hechiceras y
Brujas.
Leland afirmaba que
sus investigaciones procedían de un antiguo y pequeño manuscrito denominado Vangelo
(Evangelio) que le había sido legado por una bruja de alto rango llamada Maddalena
en la región italiana de la Toscana. En él se describen los antiguos cultos a
la diosa Aradia, cultos que tienen muchas connotaciones que recuerdan a varias
culturas olvidadas, entre ellas la celta.
Diversos
investigadores afirman que Aradia es un nombre compuesto procedente con
toda probabilidad de las dos diosas: Hera y Diana formando la denominación de Erodiade o
Herodias, una antigua y oscura diosa venerada en el siglo VI.
De hecho la diosa Diana adorada por las antiguas
brujas fue a menudo puesta al lado de la figura de Erodiade siendo el culto a
las dos diosas, muy popular.
Más tarde con la llegada del cristianismo, la diosa
fue asociada
a Lilith y en consecuencia a Satán por sus ritos claramente
orgiásticos. Podemos decir así que de la figura de Aradia nacieron los primeros aquelarres y las
primeras bases de la mitología Wiccana como Charles Leland da a
entender en su libro donde expone conjuros, rituales, hechizos y la mitología
derivada de la famosa Diosa bruja. Es especialmente interesante como centra en la
mujer el origen de toda creación y de la humanidad, algo que como
supondréis al Cristianismo no le hizo ni pizca de gracia. Muchos afirman que detrás
de las ideas y palabras del libro de Charles se encuentra la mano de la
misteriosa Maddalena, algo que parece muy lógico y plausible. Sea como fuere,
este libro se convirtió en toda una revolución en su tiempo.
Como recordareis del anterior artículo, Aradia nació de la
unión incestuosa de la diosa lunar Diana (que el Cristianismo se empeñó en
asociar a Caín) con su hermano Lucifer al adoptar la forma de un gato. Diana se
convertiría posteriormente en creadora del Universo, tal como lo conocemos
hoy en día y su hija, Aradia, se transformaría a partir de su nacimiento, en
una especie de Mesías para toda bruja que se preciara luchando
contra toda opresión, incluido el Cristianismo.
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Charles Leland |
Según Charles Leland, poblaciones enteras practicaban
los ritos descritos en su libro, siendo heredados desde tiempos inmemoriales y pasando
a autodenominarse “Antigua Religión”. Con la quema en las
hogueras de estas mujeres cuyo único delito era ser dueñas de su propio destino
y de seguir una religión antigua, oscura y considerada demoniaca por ser
completamente extraña a su época, se produjo un movimiento revolucionario que
situaría a este evangelio secreto como el principal símbolo de libertad y
pureza absoluta para toda religión pagana.
Siguiendo la mitología descrita en el libro, la antigua
diosa madre Diana le dijo a su hija Aradia:
“En verdad fuiste concebida y creada por el
Espíritu,
Pero naciste para
volver a ser otra vez mortal;
Debes volver a bajar a
la tierra para instruir a mujeres y hombres.
A todo quién esté
dispuesto a estudiar la brujería en tu escuela.
Nunca más serás hija de Caín, ni como a la raza a la que pertenece.
Malvado e infame por
el sufrimiento,
Ladrones y bribones;
como a ellos……………..no serás...
Y serás la primera de
brujas conocidas;
Y serás ante todo mi
embajadora en el mundo;
Y enseñarás el arte de
envenenar,
De envenenar a los que
son señores poderosos de todo;
Si, tú harás que
mueran en sus palacios;
Y atarás el alma del
opresor (con el poder);
Y cuando halles un
campesino que es rico,
Entonces enseñarás a
la bruja, tu alumna, cómo arruinar todas sus cosechas con tempestades
horribles,
Con relámpagos y con
truenos,
Y con granizo y
viento...
Y cuando un sacerdote
le cause mal y la hiera por sus creencias, le retornará el daño por duplicado,
y lo hará en mi nombre……..
Diana, la Reina de
todas las brujas
Y cuando los
sacerdotes o la nobleza os digan que debéis poner vuestra fe En el Padre, en el
Hijo, y en María, entonces contestareis:"Vuestro Dios, el Padre, y María
son Tres diablos..." "Para mí no es el verdadero Dios ni Padre; Ya
que he venido para exterminar el mal, A todo hombre malvado y a su obra
destruiré...” "El que es pobre sufre con el hambre penetrante, Y el
trabajo duro en la miseria, y a menudo también por el encarcelamiento indebido;
aún así su alma será recompensada por sus sufrimientos,
Y será feliz en el
otro mundo,
” ¡El Mal es el
destino de todos quien os hace el mal!”
Después de estas proféticas palabras, Aradia aprendió a
dominar el arte de la magia y de la brujería, a cómo destruir toda opresión y a
enseñar a sus alumnos a cómo afrontar tales males.
Como veis hay muchos elementos derivados del
anticristianismo que se vivió en aquellas épocas y del odio que ello conllevaba.
Muchos como Raven
Grimassi, brujo e investigador del Neo-paganismo desde 1969,
consideran que esta versión, al igual que ocurre con casi todas las obras de
este tipo,
se vio distorsionada de la historia original por causa del Cristianismo.
Grimassi es famoso por sus investigaciones durante más de treinta años sobre el libro de
Leland y la brujería italiana tradicional por lo que podemos citarlo como un
referente a la hora de profundizar en el personaje de Aradia.
Según sus investigaciones el origen
de la antigua diosa Aradia procede de una simple mortal: Aradia di Toscano nacida en 1313 en el norte de Italia, en Volterra. Maestra de la magia,
ella enseñó a un grupo de personas en su mayoría campesinos pobres y oprimidos
por las clases sociales altas, las artes de la Brujería. Según Grimassi la
historia original o leyenda sobre la que se basa Charles Leland sería la
siguiente:
"Aradia
era una hija del espíritu, y desde su juventud ella escuchó las voces que solo
los ancestros conocieron. En sus primeros días ella caminó junto a las colinas
de Alban cerca del Lago Nemi. Un día después de haber viajado lejos en las
colinas, se sintió cansada y se paró a descansar a la sombra de un gran árbol.
Mientras ella calmaba sus pensamientos, una voz le habló diciendo:
"Mira bien a los cielos, y sé consciente de que eres escogida"
Aradia miró hacia arriba: los cielos se oscurecieron, y la voz le susurró
las palabras "Sombra de la Luna". Algo dentro de su ser se despertó,
y entendió el camino que se abría delante de ella. Mirando desde la colina,
contempló la belleza de la creación y la igualdad de todas las cosas. Un
entendimiento de los secretos de la naturaleza despertó a sus ojos, y con esta iluminación
abrió su corazón y su mente a la inmensidad de todo lo que percibía. Entonces
Aradia contempló la opresión de la gente del pueblo, comprendió sus tristezas,
y su corazón se llenó de compasión.
En aquellos tiempos, muchos campesinos que eran esclavos, huyeron a las
colinas y bosques agrupándose en bandas de criminales para sobrevivir. Aradia
los buscó, y vivió entre ellos por un tiempo en los bosques, cerca al Lago
Nemi. Allí ella escuchó a las angustias de su pueblo. Muchos sufrían persecución
por parte de la Iglesia por ser adoradores de la Antigua Religión. Otros habían
sido hechos esclavos. Entre esos criminales Aradia conoció muchas brujas que
estaban también escondidas.
Al cabo de un tiempo Aradia fue a los pueblos, para darles esperanzas a las
personas. Ella les enseñó diciendo:
"Benditos sean los libres. Benditos aquellos que se regocijan en el amor y
la verdad, y buscan no mantener las enseñanzas malignas y distorsionadas.
El espíritu se encuentra en todo ser vivo, y ese espíritu es el amor. El amor
no castiga, ni un día ni una eternidad. No cedáis ante el temor y la restricción.
Benditos sean los libres de espíritu, porque suyo es el reino de ambos mundos.
Ellos son los hijos de la tierra, quienes no odian ni enseñan el odio, quienes
no temen ni enseñan el temor, quienes no restringen ni enseñan restricción.
Estos son los Hijos del Espíritu"
Aradia aceptó y reunió muchos discípulos, y les enseñó los misterios
ocultos de la Antigua Religión que sus ancestros una vez abrazaron. Ella les
reveló la naturaleza del verdadero nombre de Aradia, tomado en honor a la
antigua figura mitológica, hija de Diana.
Muchas personas conocían a Aradia en su hogar de Volterra, y en Benevento,
antes que ella tomase este nombre. Su fama se expandió rápidamente a todas las
regiones de Italia; personas venían a escuchar sus palabras, y a unírsele como
seguidores. Ella les enseñó sobre la doctrina de la reencarnación, y sobre los
antiguos dioses. Les reveló los secretos de la tierra, y el conocimiento de las
enseñanzas antiguas. Debido a su fama, se convirtió en el punto de mira de la
Iglesia y los sacerdotes. Por esta razón acabaron encarcelándola. Allí, en su
prisión, Aradia fue humillada y torturada. A pesar de ello, los oficiales temían
su popularidad entre la gente del pueblo y decidieron finalmente sentenciarla a
muerte.
Al día siguiente, los sacerdotes reunidos ordenaron que Aradia fuese traída
ante ellos, pero nadie pudo encontrarla en su celda. Por más que la buscaron
sin cesar, ella nunca apareció. Más tarde, en el sur de Roma, Aradia apareció
de nuevo y continuó con sus enseñanzas. Escuchando las noticias de su aparición en Roma, los
soldados regresaron a buscarla, pero nadie les ayudó a encontrarla. Poco después,
los sacerdotes enviaron espías para mezclarse entre la gente del pueblo, con la
esperanza de descubrir su paradero.
Aquella vez los discípulos le dijeron a Aradia: “Señora, algunos dicen que
eres profetisa, y otros que eres maga, ¿Que les diremos a los que preguntan por
ti?”
Ella tomando un puñado de arena y mirando a la multitud dijo:
“Yo Soy la Hija del Sol y la Luna. Soy la Tierra. Soy el amor de la Libertad
que es el amor de los dioses. Y cualquiera que cree en mi, será también hijo
del Padre y la Madre que viven en todas las cosas”
Un espía de la iglesia se acercó y preguntó: “Sabemos que eres una santa:
cuéntanos acerca del dios de quien proceden tus poderes”
Aradia respondió: “Los hombres fuertes claman a muchos dioses, no hay más que
Uno, quien es muchos. Un hombre es conocido durante su vida por muchos nombres.
Algunos lo conocen como padre, o como amigo, para otros es un enemigo o
hermano, para otros un primo. ¿Y no es aun así el mismo hombre?”
Otro espía preguntó: “Los sacerdotes nos dicen que Dios es hombre, y que las
mujeres deben someterse al hombre. ¿Qué dices sobre eso?”
Aradia respondió: “¿No os enseña la naturaleza acaso en todas formas que es
igual? En toda la flora y fauna existe el hombre y la mujer. Uno no puede
existir sin el otro.”
Después de esto los discípulos preguntaron:”Si todo lo que dices es cierto, ¿Por
qué entonces los sacerdotes no nos lo dicen?” Aradia respondió:”Estos
sacerdotes dicen lo que les fue dicho. Los que están sobre estos sacerdotes son
los que conocen la verdad y la esconden. Hay muchos ambiciosos y hambrientos de
poder, que se enriquecen de la iglesia. Es mejor para ellos controlar con
falsas enseñanzas.”
Los espías informaron a los sacerdotes de lo que habían oído, los cuales,
enfurecidos, esparcieron mentiras sobre las enseñanzas de Aradia, clamando que
eran del demonio y ordenando arrestarla.
Después de capturarla, mientras viajaban de nuevo hacia Roma, una banda de
criminales los atacó. El líder era un esclavo a quien Aradia había convertido
tiempo atrás al culto de Diana. Ellos la liberaron y la llevaron a un lugar
escondido, en el bosque. Allí ella escogió doce discípulos, seis hombres y seis
mujeres a quienes enseñó pacientemente sus doctrinas restituyendo la Antigua
Religión. También les reveló que había otros que aún adoraban a los antiguos
ancestros, que debían buscarlos y decirles que la Madre estaba con la Hija, que
ellos entenderían a lo que se refería.” Los discípulos le preguntaron que a
quien se refería cuando hablaba de “Hija”.
Aradia les respondió:”Es la hija de la Madre Tierra. Ella será conocida como
aquella que es razón y sabiduría. Vendrá al mundo y liberará a todas las
personas de todas las naciones del reinado de los reyes. En este tiempo de la
Hija, grandes cambios ocurrirán, cambios nunca antes vistos por el mundo. Será
un tiempo de renovación marcado por la Voluntad de la Hija. Sus palabras serán
escuchadas entre las palabras de los hombres. La mujer caminara al igual que
los hombres, y la ley no hará diferencia entre los sexos. Cuando esto ocurra la
Era habrá comenzado. Y mis profetas restauraran mis enseñanzas preparando el
amanecer de la Era que vendrá. Y en el año del nacimiento de este profeta habrá
una señal por el cual los brujos se regocijaran. Porque será el año del
renacimiento de la Antigua Religión.”
Aradia siguió hablando: “Aun así, antes de este tiempo, habrá muerte entre los
nuestros. Se acerca el tiempo en el cual mis seguidores serán llevados a la
destrucción; perseguidos y encerrados. Mi pueblo será torturado y matado por
orden de la Iglesia. Así como los cristianos fueron una vez perseguidos, ellos
os perseguirán. Pero la Era del Hijo llegara a su fin, dando paso a la Era de
la Hija.”
Con estas palabras inició Aradia otra vez su enseñanza pero no tardó mucho
tiempo en que los soldados la encontraran y la volviesen a arrestar. Sus discípulos escaparon evitando
ser capturados. Aradia, sin embargo, fue condenada por herejía y traición.
Mientras estaba en prisión, cierto guardia conmovido por su belleza y encanto,
se convirtió en su amante. En la noche de su ejecución, Aradia le persuadió a
llevarla al jardín, para que pudiese orar al aire libre junto con otros dos
guardias. Cuando terminó se inició una gran tormenta y el guardia le ordenó que
volviese a su celda. Mientras ella obedecía, la tormenta se desató con gran
furia, un terremoto sacudió la tierra y los edificios cayeron, piedra por
piedra. Cuando la calma llegó, solo unas pocas personas fueron encontradas
vivas. La noticia de que Aradia había perecido se extendió como la pólvora.
Siete días más tarde, Aradia apareció en el campamento del bosque de los
criminales; todos estaban asombrados ya que pensaban que estaba muerta. Aradia
se negó a hablarles con respecto al incidente, y abandonó el bosque junto con
sus discípulos hasta llegar cerca del Lago Nemi. Aquella noche, Aradia les dijo:”
El tiempo está ahora marcado, y solo permaneceré con vosotros por un corto
tiempo.”
Aradia marcó un circulo en la tierra, contando nueve pasos del centro. Luego reunió
a sus discípulos dentro del círculo, y formalmente los instruyó. A continuación,
se dirigió a ellos diciendo:”Cuando tengáis necesidad de algo, reuníos en
secreto cuando la luna esté llena, y adorad el espíritu de la Reina de las
Brujas. Reuníos en el círculo de las artes, y los secretos que aun son
desconocidos os serán revelados. Vuestras mentes y su espíritu, deben ser
libres de opresión y como señal de libertad, deberéis estar desnudos en todo
rito que celebréis. Porque esa es la esencia del espíritu y el gozo sobre la
tierra. Y su ley será el amor a todas las cosas. Sed verdaderos en vuestras creencias.
Manteneos en vuestros caminos más allá de los obstáculos. Porque nuestra es la
llave de los misterios, y el ciclo del renacimiento, que abre la puerta al
vientre de la iluminación. Yo soy el espíritu de todas las brujas, que es gozo
y paz, y armonía. En la vida la Reina de las Brujas revela el conocimiento del
espíritu. Y en la muerte la Reina os entregará paz y renovación en la vida de
nuevo.”
Después de estas palabras Aradia les enseñó los secretos del círculo: de los
dioses y de los Ancestros, conocidos como Grigori (Atalayas), les enseñó todo
tipo de encantamientos, señales en el cielo, y sobre las estaciones.
Cuando Aradia les reveló estas cosas les dijo:
”En memoria mía deberéis comer tortas de grano, vino, sal y miel. Les daréis
forma de luna creciente. Luego las bendeciréis en mi nombre y lo compartiréis
en vuestras reuniones sagradas. Como los antepasados, tendréis como sagrado el
primer día de Mayo y Agosto, así como la víspera de Noviembre que es el tiempo
de las sombras. De Febrero celebrareis el día segundo. También observareis los
solsticios de verano e invierno, así como los equinoccios de primavera y otoño.
A todos quienes observen estos tiempos sagrados la Reina de los Cielos les dará
Poder. Y serán exitosos en el amor. Y tendrán el poder de bendecir y consagrar.
Y conocerán la lengua de los espíritus, y obtendrán sabiduría de las cosas
ocultas, y levantaran espíritus del vacío. Deben entender las Voz del Viento, y
el conocimiento de las formas cambiantes. Conoceréis el futuro y se os
revelaran los signos sagrados. Tendréis el poder para sanar enfermedades y
devolver la belleza. Bestias salvajes os reconocerán porque no causareis daño
alguno.
Debéis saber que el poder se adquiere mediante el conocimiento, y el
conocimiento se gana a través del entendimiento. Debéis mantener el equilibrio.
Todo lo que vive es en esencia masculino y femenino. No viváis el uno sin el
otro pues juntos hacen la plenitud. Benditos sean los libres de espíritu.
Cuando odiéis o despreciéis, o no comprendáis es porque estáis en desequilibrio
con vosotros mismos y con lo que tenéis a vuestro alrededor. No hablo solo de
masculino y femenino, sino de los elementos, causas y fuerzas. Buscad primero
el equilibrio, y allí entenderéis, y con entendimiento alcanzareis aquello que debéis
y anheláis.
Mi propósito está establecido, y ahora os doy el Poder. En mi nombre iréis
y enseñareis los caminos de la libertad y la magia”
Aradia dejó caer sus ropas, mostrándose completamente a sus discípulos. Les cogió
a cada uno de la mano y los llevó dentro del círculo en el medio junto a ella,
sobre la tierra. Allí sobre la sagrada Tierra, bajo el cielo lleno de
estrellas, ellos se unieron en el Amor. Después de esto, cada discípulo se unió
al otro. De esta manera el poder fue pasado en amor, entre todos los discípulos
de Aradia.
Era temprano en la mañana cuando los discípulos se reunieron de nuevo a
escucharla. Aradia dijo: “Desde ahora establezco un Coven (aquelarre), entre vosotros
y yo, y todos los que vendrán a seguir este camino”
Luego puso un rollo en las manos de los discípulos, en el cual estaban escritas
las trece leyes. También les dio los rollos sagrados que ella había escrito.
Estos fueron los fundamentos de todas las enseñanzas, las que ella vino a este
mundo a enseñar.
Aradia les dijo de nuevo:”Dentro de podo iréis en medio de aquellos que no son
del Camino. Y encontraréis ignorancia, miedo y malentendidos. Por ello debéis
protegeros en todas las formas. Y encontraréis muchos que verdaderamente buscan
ser uno con la naturaleza de las cosas. Enseñad a todos los que encontréis
sinceros, y verdaderamente dignos. Y tened cuidado de no haceros jueces en
ello. Mantened vuestra propia manera de ser, y no pretendáis que todos sean
imagen vuestra.
Demostrad amor y calor a todas las personas, porque si no lo hacéis,
muchos se apartaran de vosotros. Vuestra primera alianza es con el Dios y la
Diosa, la segunda alianza con la Antigua Religión, y la tercera con todos los
Brujos. Si te sirves a ti mismo, entonces no sirves porque así estás en
desequilibrio con la naturaleza. Porque en la naturaleza todos sois iguales.
Nada es más importante que otra cosa. Aun así todo ser vivo tiene el derecho de
hacer lo que deben hacer para sobrevivir. ¿Quién puede hablar en contra del
orden de las cosas? Entonces, vivid como debéis vivir, de acuerdo a las leyes
que yo os acabo de dar. Disfrutad cada día, y no os preocupéis por el futuro.
No os volváis amargos o fríos ante la dureza e injusticia de la vida, porque el
amor tiene el poder de sobreponerse sobre todas las cosas. Nada dura
eternamente, y nada permanece igual, porque todo se mueve hacia lo que va a
convertirse. Por ello os digo que observéis los ciclos de todas las cosas,
dentro y fuera de vosotros”
Cuando el tiempo de instrucción estaba casi terminado, uno de sus discípulos
pidió a Aradia que hablase de nuevo sobre la Era que estaba por venir.
Aradia dijo:” La Era de la Hija es la era final de la tierra. La primera Era
fue aquella en la cual los hombres adoraban a la Gran Diosa. La segunda fue la
era del Padre, y la tercera la del Hijo. Bajo la era de la Diosa, muchas diosas
aparecieron con sus respectivos cultos. Con la Era del Padre, muchos dioses
aparecieron, desplazando con sus cultos, a los cultos de las diosas. Fue
entonces que los cultos de los guerreros empezaron a dominar el mundo. El
aparecer del Hijo trajo al mundo amor y compasión. De esta era se levanto el
espíritu del Cristo, pero los hombres se aferraron al Padre Dios. Ahora cuando
la Era de la Hija venga, será restaurada la razón y el mundo estará en equilibrio.
Para anunciar el advenimiento de la Era de la Hija y recordarlo, cada 200 años
se levantara un profeta. Este profeta será un gran maestro, y dará vida a la
antigua religión. Cuando la era de la Hija se acerque, habrá un despertar en el
reconocimiento de las mujeres, y por ello ellas serán reafirmadas. Habrá un
cambio en las Leyes, y las mujeres caminaran de la misma manera que los
hombres. Y llegara el tiempo en que la última de las leyes que nos persiguen
será abolida. En ese año todos los brujos se regocijaran. Cuando la era de la
Hija empiece a remplazar a la del Hijo, entonces mi profeta aparecerá, y será
llamado el Profeta Silencioso.
En este tiempo ocurrirán muchos cambios.
Ocurrirán cambios en la tierra los cuales nunca antes fueron vistos por las
personas. Y habrá renovación y agitación. Cuando la Era de la Hija reemplace a
la del hijo, entonces aparecerá aquella que ha de establecer la razón. Y ella
tendrá 36 años en ese momento. Y ella vendrá con poder, ya que el Profeta
Silencioso le habrá preparado el camino. En el progreso a esta Era, grandes
juicios y tribulaciones caerán sobre las personas de todas las naciones. Y de
las cenizas se levantara el nuevo mundo de la Razón. Las personas no serán dirigidas
más por gobiernos. Tampoco habrá personas oprimiendo a otras, sino solo
maestros y consejeros. Nadie poseerá el poder sobre otros, ni restringirá o
controlará a cualquier otra persona. La tierra será de un solo gentío, y todos
vivirán bajo los rayos que emanaran del amor, la paz y la razón.
Y todo ese día hasta el amanecer Aradia habló del futuro. Al día siguiente sus
discípulos partieron como ella había dicho, en parejas de hombre y mujer, para
enseñar su Evangelio. Luego ella se despidió de ellos, y les ordenó ir a todos los
pueblos.
En los días que siguieron, la fama de Aradia, su sabiduría y belleza, se
esparcieron por toda la tierra. Las personas empezaron a adorarla, llamándola
“la Bella Peregrina”. Hubo quienes afirmaban que era una Diosa con forma
humana. Sus discípulos viajaron con un peso en el corazón, ya que Aradia les
había hablado acerca de los oscuros tiempos por venir. Ellos llevaron consigo
los pensamientos de muchos siglos que pasarían antes del advenimiento de la Era
anunciada.
Después de viajar pueblo por pueblo, los discípulos regresaron a Benevento.
Allí reunieron todos los covens de Aradia. Los discípulos les enseñaron las
palabras finales de su maestra, y compartieron los secretos de los Rollos
Sagrados con ellos. Los seguidores formaron Clanes, y un Covenant fue
establecido para asegurar las enseñanzas de Aradia para el futuro. Las leyes
del Covenant de Aradia fueron establecidas en ese momento para poder unir a los
Clanes en el Antiguo Camino.
Estos grupos luego partieron a lugares lejanos, temiendo mayores persecuciones
por parte de los enemigos de Aradia. Sin embargo, allí quedaron todos aquellos
seguidores que no quisieron partir. Aradia, en cambio, no fue vista de nuevo
por las personas de esa región. Pero sus seguidores recordaban sus enseñanzas,
se reunían y celebraban sus ritos tal como la Santa se lo había ordenado, desde
ese entonces hasta hoy día.
Como veis esta leyenda que no desmerece en argumento ni
contenido a ninguna otra, tiene fragmentos que mantienen una estructura
mitológica muy parecida a la celta en muchas partes. Esto indica claramente el
interés por resucitar las antiguas y viejas costumbres celtas de lo que aquí se
llama “Antigua Religión”.
Para terminar os dejó un bello y antiguo poema dedicado
a este personaje, divino y mortal, tan misterioso como enigmático:
Soy Aradia
Hija del mar
Hija del viento
Hija del sol
Hija de la Luna
Hija del amanecer
hija de la puesta del sol
Hija de la noche
hija de las montañas
Canté la canción del mar
Y oí suspiro del viento
Oí los secretos ocultos del sol
Y bebí las lagrimas de la luna
Vi la belleza del amanecer
Y el luto de la puesta del sol
Pongo en la oscuridad más profunda la noche
Y la majestad de las montañas miraba
Porque soy más fuerte que el mar
Y más libre que el viento
Soy tan radiante como sol
Y más cambiante que la luna
Soy la esperanza del amanecer
Y la paz de la puesta del sol
Soy más misteriosa que la noche
Y más vieja que las montañas
Más vieja que el tiempo
Porque soy éso, que era
Éso que es y será
Soy Aradia