¿No os ha pasado alguna vez que con el simple hecho de pensar en una persona, al poco tiempo ésta nos hace una visita, llamada o nos encontramos con ella de forma totalmente casual?
¿A nadie le ha pasado que hablamos de algo y ese algo ocurre como si de un milagro se tratase?
Pues bien, todos esos hechos cotidianos que podríamos tratar como sencillas coincidencias tienen su base en la teoría de la sincronicidad formulada por el famoso psiquiatra suizo Carl Gustav Jung en 1952. Su teoría fue muy criticada y tachada de irracional, disparatada y estúpida debido en su mayor parte a que su autor no pudo demostrarla científicamente.
Según Jung la sincronicidad es la relación simultánea entre una idea inconsciente y un hecho físico, de modo que no hay relación causal posible entre ambos.
Jung elaboró esta tesis en base a experiencias propias y con algunos pacientes en las que “las coincidencias” eran más cercanas a clarividencias que otra cosa.
Es famoso el caso en el que Jung estando con Freud, le vaticinó dos veces que varios de los libros de la estantería del cuarto donde se encontraban, caerían sin ninguna razón científica o lógica posible. Al cabo de unos minutos las predicciones de Jung se cumplieron ante el estupor de su colega científico.
También es famoso el caso en el que un paciente de Jung le estaba relatando un sueño en el que aparecía un escarabajo cuando en esos instantes entró por la ventana de la estancia un escarabajo casi idéntico al que el paciente estaba describiendo. ¿Coincidencia? ¿Sugestión? Quizás pero no podemos dejar escapar el hecho de que la coincidencia en el tiempo de los dos hechos (la descripción del sueño y la entrada del escarabajo) había sido tan exacta como extraordinaria.
Jung sostenía que estas sincronicidades se debían en su mayor parte al inconsciente colectivo, en el cual, todos los seres humanos compartimos ideas inconscientes que se acaban reflejando y afectando a hechos o personas cercanas en el espacio y tiempo. Lo cierto es que la teoría de la sincronicidad se expande a muchos niveles como los sueños precognitivos, la clarividencia del tarot, la interrelación entre el horóscopo y la correspondencia planetaria… y si pensamos más, seguro que vemos más campos interrelacionados.
Un hecho que asusta es que el propio Jung predijo la primera guerra mundial en varios sueños. Concretamente, en otoño de 1913, en un sueño de horrorosas inundaciones, personas ahogándose y en el que el agua se tornaba de sangre. En semanas sucesivas los sueños se repetían pero con diversas variantes y con mucha más sangre, destrucción y muerte. El psiquiatra llegó a pensar que se estaba volviendo loco pero el caso es que en agosto de ese mismo año empezó la Primera Guerra Mundial y con ello las preguntas y los estudios posteriores que acabaron creando la vilmente desdeñada teoría de la sincronicidad.
No es casualidad entonces que esta teoría sea utilizada por muchos parapsicólogos para explicar fenómenos que la ciencia no es capaz de explicar por sí misma. Creamos o no en esta teoría, lo cierto es que dichas “casualidades” si las podemos llamar así, suceden a diario lo que nos debería llevar a reflexionar sobre si podemos influir o no en ellas. ¿Cuál es vuestra opinión?
Para los que estén interesados en la vida y obra de Carl Gustav Jung recomiendo los siguientes links: