“Esta es la obra de Mnemosine.
Cuando desciendas a la morada de Hades,
hallarás a la derecha de la puerta una
fuente,
y junto a ella un ciprés blanco.
Allí las almas, cuando descienden, se
refrescan.
A esta fuente ni siquiera te acerques.
Pero hallarás otra, de agua fresca fluyendo del lago de Mnemosine.
Delante de ella hay guardias.
Te preguntarán, con sagaz discernimiento,
Por qué investigas las tinieblas del sombrío
Hades.
Responde:
“Soy hijo de la Tierra y del Cielo estrellado,
pero soy de estirpe celestial.
De sed estoy seco y me muero.
Dadme pronto agua fresca para beber, la que
mana del lago de Mnemosine”.
Entonces consultarán con la reina
subterránea
y
luego te darán de beber de la fuente sagrada.
Entonces, una vez que hayas bebido,
irás a lo largo del camino sagrado
por el que otros mysta (iniciados) y
bacchoi (bacos) avanzan gloriosos
y
mandarás sobre los demás héroes.”
Este misterioso e interesante relato
mitológico (cuyo resumen, si os habéis
fijado un poco, está en una de los
laterales del blog) es parte de una de las numerosas tablillas de origen órfico descubiertas entre Tesalia y el sur de
Italia.
En
concreto esta es la tablilla de
Hipponion, cuya versión es la más completa de todas las demás laminillas de
oro, cuyo origen data de los siglos IV y
III a.C., además de haber sido halladas en diversas tumbas de numerosos
lugares. Ahora bien, ¿Por qué se han
escrito estas laminas y para qué?
Estas pequeñas laminillas de entre cuatro y ocho cm de ancho y entre uno y
tres cm de largo, contienen textos muy breves, con numerosos trozos en verso intercalados con otros en
prosa. Su interpretación es bastante
difícil y tediosa por el deterioro en
el que se encuentran estos valiosos manuscritos aunque de una cosa podemos
estar seguros: sus textos contienen en
su mayoría descripciones y referencias al otro mundo así como indicaciones dirigidas a las almas de los
difuntos. Son por así decirlo, una guía
de viaje para el alma iniciada en la muerte y de los peligros que se deben
sortear para conseguir el tan merecido premio de conseguir acceder a los
beneficios de los campos elíseos.
El Orfismo
es una corriente religiosa surgida en el siglo
V- VI a.C. aunque hay quien
afirma que es mucho más antigua, basada en cultos y ritos muy específicos cuya
autoría está asociada a la figura del
héroe mitológico Orfeo, personaje que según la mitología griega, descendió a los infiernos para rescatar a
su amada Eurídice con la sola compañía de su lira, instrumento que cuando
tocaba amansaba hasta el terrible Cerbero, el perro de tres cabezas guardián
del inframundo. Existía la creencia según los órficos de que Orfeo podía acompañar e indicar las almas de los
muertos el camino hacia el Hades y desvelar las particularidades de su
geografía, de ahí su importancia.
En honor a él se fundaron los Misterios Órficos o el Orfismo, un
conjunto de ideas religiosas y filosóficas transmitidas por sacerdotes que según Platón, iniciaban a grupos pequeños de personas
en ciertas ciudades elegidas, en secretos rituales
de purificación destinados a prepararse para los peligros del inframundo
cuando el cuerpo muriese. Los devotos a este tipo de rituales a menudo
practicaban la abstinencia sexual, el vegetarianismo y la prohibición de comer
ciertos alimentos como los huevos o vestir prendas confeccionadas con materiales
como la lana.
Uno de los mitos principales del Órfismo está
centrado en la figura del Dios Dionisio,
dios del vino y el éxtasis y de los míticos Titanes.
Dionisio que al principio poseía otro nombre: Zagreus, nació como fruto de la relación incestuosa entre Zeus
y la hija de éste: Perséfone. Según los mitos órficos, cuando Zagreus era
apenas un niño, Zeus lo designó como sucesor y lo declaró el nuevo rey del cosmos. Los titanes, celosos del nuevo niño dios e incentivados por la celosa Hera, esposa
de Zeus, atrajeron al niño con argucias para luego desmembrarlo, cocinar su carne y engullirla.
Zeus, furioso, fulminó a los Titanes con su rayo y de sus cenizas nació así la
humanidad. Atenea(o Apolo según la versión) consiguió sin embargo, rescatar el corazón de Zagreus (suponemos
que donde residía el alma del niño dios) gracias a lo cual posteriormente
Zagreus podría renacer en otro vientre
materno (o del propio Zeus que tragaría su corazón en otra versión), esta
vez, como el nuevo Dionisio.
Atenea con el corazón de Zagreus y Zeus |
Los hombres, de esta manera, heredaron la culpa del crimen de los
Titanes, culpa que debían expiar a
lo largo de numerosas reencarnaciones en las cuales sus almas de origen divino (puesto que los Titanes tienen ascendencia
divina) se encontraban encerradas en
cuerpos mortales como castigo y recordatorio de tan terrible acto.
Para purificar estas almas, el Orfismo declaraba y exigía el cumplimiento de
determinadas condiciones rituales y
morales tanto en la vida terrenal como en el Más Allá con ritos en honor a
Dionisio y a su madre Perséfone.
Podemos afirmar entonces, que muchos de estos
ritos órficos se encuentran incluidos en estas tablillas, muchas de las cuales
se dirigen al alma del difunto para
indicar el camino que debe tomar y las acciones
a realizar para evitar los peligros durante su viaje por el inframundo.
La finalidad
de las tablillas, las cuales se enterraban con el difunto, era que el alma, en su periplo por el otro
mundo, recordara lo aprendido en los ritos iniciáticos aprendidos en vida en el
Orfismo, así como una serie de contraseñas que se debían pronunciar indicando
así que el alma estaba totalmente
purificada de la culpa cometida por los Titanes, y alcanzar así la tan ansiada divinidad.
Personificación del lago de Mnemosine |
Esta también es la causa por la que, Mnemosine, la musa de la memoria, está
presente en las tablillas; para que el difunto recuerde y conserve la memoria de sus experiencias iniciáticas
para tener éxito, es por eso por lo que se recalca siempre la importancia de beber de las aguas del lago de Mnemosine, el lago de la memoria.
En este tipo de ritos también es importante
explicar a los guardias del mundo subterráneo el origen divino del alma tal
como reza la tablilla:
“Soy Hijo de la Tierra y del Cielo estrellado”.
Con esta frase se da a entender que el
difunto es descendiente de los Titanes,
hijos de Urano (el Cielo) y de Gea (la
Tierra); la primera pareja divina.
Con la continuación: “pero soy de estirpe celestial” se expresa así que el alma es humana, y por tanto, fruto de
las cenizas de los Titanes, destruidas por el rayo de Zeus por haber
descuartizado y comido a Dionisio pero que el difunto ha realizado todos los rituales de purificación exigidos
y que tiene derecho a acceder a la inmortalidad y divinidad del alma.
Las frases “De sed estoy seco y me muero. Dadme pronto
agua fresca para beber, la que fluye del lago de Mnemosine”, indica
el carácter de iniciado del difunto
y el conocimiento que posee, el cual, no está al alcance de todo el mundo: la
necesidad de beber sólo del lago de la memoria, del lago del que solo beben los
elegidos para recuperar y conservar las memorias aprendidas en la vida terrenal.
Es entonces cuando los guardias deben consultar con Hades o Perséfone
para verificar tal condición. Si el iniciado consigue pasar deberá continuar su viaje por el camino
sagrado por el que otros iniciados en el Orfismo y ritos dionisiacos han pasado siendo acompañado por ellos
para finalmente ascender a la condición de héroe.
En algunas tablillas como la de Thurii el alma en primera persona se dirige hacia Perséfone en lugar de los
guardianes para expresar que es
libre y purificada de mancha alguna y suplicarle
benevolencia:
“Vengo pura de entre los puros, reina del mundo
subterráneo.
Pagué una compensación por actos injustos, me dominó o
el destino, o el que hiere desde las estrellas con el rayo. ”
Perséfone |
Suponemos en este caso que el alma ha pasado los ritos de purificación del
Orfismo y ha llegado a un nivel tal que el iniciado no necesita parar por
prueba alguna salvo la confirmación de
la diosa del inframundo. Si Perséfone
no otorgaba su beneplácito podemos deducir que el afectado debía seguir continuando son su eterno circulo de reencarnaciones hasta
alcanzar la purificación completa.
Si en cambio la diosa accedía y otorgaba el perdón, el iniciado llevaría una vida inmortal y feliz en
el inframundo.
En otras láminas, se refieren específicamente
al círculo de reencarnaciones como “círculo
de almas” del cual se indica, que tras su recorrido por dicho ciclo, el alma puede
purificarse de la mancha originada por los Titanes convirtiéndose así en un Baco; en un alma divina, es
decir, que el alma se identificaría de
esta forma con el dios el cual también tuvo que renacer para recuperar su
divinidad (Zagreus à Dionisio).
Dionisio |
De esta forma Dionisio, la victima del crimen cometido por los Titanes, es el que
debe otorgar su perdón y su madre
Perséfone se convierte en la jueza, la que debe decidir el destino del
alma; si acceder a que el alma iniciada
acceda al Hades como un héroe, como un dios o si por el contrario debe seguir con su círculo de
reencarnaciones como dicen las láminas de Pelinna:
“Dichoso y afortunado, serás Dios en vez de mortal. Naciste un dios, del
hombre que eras. Toma el camino de la derecha hacia los prados y bosques
sagrados de Perséfone. Tendrás vino, feliz privilegio e irás bajo la tierra,
cuando hayas cumplido los mismos ritos que los demás dichosos.”
Podemos ver que el vino se otorga como
recompensa además de la compañía de los demás adeptos y es lógico puesto que
Dionisio es el dios del vino.
En otras tablillas sin embargo leemos
palabras sin orden ni concierto, como la encontrada en Pherai y que data del
siglo III a.C.
“Andricepaedothyrsus.
Andricepaedothyrsus.
Brimo. Brimo.
Entra al médano sagrado pues el iniciado está libre de
castigo.”
El prometido paraíso en el Hades para los iniciados |
Aquí vemos como el iniciado lo único que
tiene que hacer es pronunciar las contraseñas correctas obteniendo como
respuesta la indicación para acceder a la felicidad eterna.
La primera palabra Andricepaedothyrsus parece
significar “niño adulto que lleva el tirso”, algo que parece ser una referencia
al dios Dionisio que en su niñez fue proclamado dios de entre todas las cosas y
que al morir tuvo que renacer llegando posteriormente a la etapa adulta. La
palabra Brimo parece ser un sobrenombre asociado a la diosa
Perséfone.
En otra lámina se indica en cambio que el
iniciado no necesita contraseña alguna sino símbolos que demuestran que han
pasado y aprobado todos los ritos órficos y por tanto pueden acceder al Hades
sin castigo alguno:
“Envíame al thíasos de los iniciados, tengo los
símbolos sagrados de Baco y los ritos de Demeter Chthonia y la Madre Montaña.”
El Orfismo supuso una novedad en su época, pues sostenía
que la culpa, el míasma, se heredaba de padres a hijos, de modo
que estos, aunque fuesen inocentes, debían
pagar las injusticias cometidas por los antepasados y de que el alma estaba
sometida a un ciclo de reencarnaciones
del que, convenientemente purificada, podría zafarse para acabar viviendo eternamente en compañía de los
dioses. Irónicamente no era tanta novedad pues como sabemos los celtas ya
conocían lo que era la reencarnación.
Según el Orfismo, las almas condenadas debían yacer en el fango del Hades y estaban obligadas
a realizar un trabajo imposible: llenar
una jarra agujereada con un cedazo también agujereado. En cambio, a los iniciados y justos siguiendo las
instrucciones de las tablillas órficas
y los ritos realizados en los misterios órficos les aguardaba el mayor premio: la vida eterna con los dioses.
Es curioso como esta doctrina reinventó la
inmortalidad del alma y su acceso al Paraíso…es una pena que muchas tablillas
quedaran tan destruidas que no se hayan podido traducir …aunque, quien
sabe…puede que estas laminillas nos descubran nuevas cosas sobre este
apasionado mundo de mitología y ritos mistéricos. ¿Qué opináis?