Otros símbolos celtas I
Hoy os voy a dar a conocer más símbolos celtas, esos iconos no tan conocidos y sin embargo, tan fascinantes y que nos ha dejado una cultura tan rica como la celta.
El Árbol celta de la vida:
Es un símbolo muy común a muchas culturas aunque en la celta es único debido a la forma intrincada de sus nudos que conectan a las ramas y a las raíces. Estas ramas entrelazadas simbolizan la continuidad de la vida en las reencarnaciones. Este árbol era para la cultura celta, el eje del mundo que comunicaba los tres niveles del cosmos: el subterráneo, por sus raíces; la superficie de la tierra, por el tronco; y el cielo, por la copa y sus ramas. Era uno de sus símbolos más sagrados ya que los árboles eran sus protectores, sus abastecedores de alimento, abrigo y combustible. Este símbolo en especial representaba más que nada el vínculo con el mundo de los espíritus ya que sus ramas tocan el cielo y sus raíces el mundo de los muertos. También se le denomina: Crann Bethadh, y habitualmente solía designarse como tal al roble, árbol sagrado de entre todos, un árbol muy utilizado por los druidas para realizar los rituales más característicos bajo su protección. Era tan sagrado que aún estando en guerra, si destruían otro Crann Bethadh de algún otro pueblo enemigo, esto se consideraba una gran ofensa.
Wuivre:
Es un símbolo celta representado por dos serpientes entrelazadas entre sí. Significa la fuerza y todas las cualidades del elemento Tierra, y es por esta causa por la que este símbolo nunca debe ser tocado por el agua ya que de hacerlo su poder se reduciría drásticamente. Se dice que quien lo posea, le proporcionará amor y poder. Según Jean Markale representa lo desconocido, el guardián de todos los tesoros escondidos en la Tierra y la personificación de la sabiduría y si nos fijamos es completamente plausible ya que la serpiente era muy adorada en la Irlanda pre-cristiana a pesar de no haber existido serpientes en este país. ¿Por qué? Se dice que porque su origen radicó en pueblos celtas fuera de Irlanda que exportaron sus creencias a los antiguos irlandeses. Además la serpiente y su derivado: el dragón ha estado muy presente en infinidad de leyendas celtas simbolizando la sabiduría, de hecho la misma palabra celta para serpiente, “Neidr” o “Naer un” también era el nombre expresivo para sabiduría, palabra que usaban muchos druidas para denominarse líderes absolutos entre los suyos. Para el pueblo celta, el dragón o la serpiente era una divinidad sagrada de los bosques, que se podía mover en los elementos tierra, agua y aire, y cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los druidas. Se dice que este amuleto, con las dos serpientes entrelazadas entre sí reflejaba para los celtas la dualidad confusa y contradictoria de la naturaleza. Hay quien afirma que también puede representar un elemento fálico ya que se encontraron muchos restos arqueológicos en los que aparecían serpientes brotando de fuentes en forma de vaginas. Es por ello que muchos historiadores explican que quizás la serpiente también fue un icono de fertilidad y prosperidad.
Laberintos celtas:
Es un símbolo muy encontrado en antiguos montículos funerarios celtas e incluso en famosas catedrales. Se dice que para los celtas significaba el interior del ser humano, el camino de la vida rodeado de círculos que representaban el aprendizaje físico, mental y espiritual. Muchos indican que incluso podría significar el continuo ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento; algo muy enraizado en la cultura celta y que se llegó a celebrar dentro de algunos, ciertos rituales solares y danzas sagradas. Según algunos historiadores algunos laberintos eran realizados de tal forma que en determinados ángulos coincidiesen algunos de sus árboles sagrados: el roble, la hiedra, el arce y el avellano. No es casualidad que los propios celtas definieran este símbolo como el circulo sin fin, el camino que tras sucesivas reencarnaciones todos realizamos.
Greenman:
Greenman o también llamado cariñosamente el hombre verde, es un símbolo encontrado en tiempos antiguos tallado en piedra y madera en catedrales europeas y que se cree representa la personificación del dios celta Cernunnos, dios de la naturaleza y de todos los seres vivos. Es fácil incluso verlo en vidrieras de colores o como adorno en los márgenes de los manuscritos antiguos, algo que llama mucho la atención. Se cree que la iglesia, como con todo lo pagano, aprovechó este símbolo para exaltar su religión puesto que no pudieron erradicar los ritos que rodeaban a este enigmático símbolo.
Normalmente se muestra como una cabeza de hombre formado a partir de hojas o vegetación aunque en raras ocasiones aparece el rostro de una mujer. Según varios historiadores, parece ser que los celtas compartían la creencia de que la cabeza humana era la sede del alma con lo que el culto a este símbolo vendría derivado de una fuerte invocación a lo que ellos consideraban la esencia de la naturaleza. Podríamos decir que la vegetación que forma este peculiar rostro vendría a representar la unión de la humanidad con la naturaleza además de simbolizar el concepto de renovación y regeneración, algo muy utilizado en las leyendas celtas, tal como ocurre con la leyenda de Sir Gawain y el caballero verde
