Según
la mitología celta, Dana o Danu (La diosa del Don) también llamada Ainu o Aine
o Anu, era la diosa más antigua de todo el panteón. Se le consideraba por
tanto, la predecesora de los Tuatha de Danam (La tribu o pueblo de Dana), los
dioses más importantes y conocidos de la cultura celta. Sus principales
símbolos eran el hacha que representaba autoridad, el cayado de pastor como
guía y la serpiente como signo de fecundidad.
Se
le atribuía el honor de ser la diosa Madre de la que descendían los demás
dioses, apareciendo casi siempre en forma de tres. Según esta representación
triple albergaba los nombres de Dana, Anu y Brigit…aunque como solía ocurrir
con casi todas las divinidades, llego a tener diferentes nombres según la zona
donde se venerase. Por ejemplo, los gaélicos por su asimilación a Brigit la
veneraron bajo el nombre de Brigantia o Gwen pero existen numerosos casos.
Aquí
tenéis algunos ejemplos:
Entre los celtas irlandeses
y en Isla de Mann: Dana
Entre los celtas escoceses. Donu
Entre los celtas galeses y britanos: Dôn.
Entre los celtas de la Bretaña Armoricana: Ana
Entre los celtas escoceses. Donu
Entre los celtas galeses y britanos: Dôn.
Entre los celtas de la Bretaña Armoricana: Ana
Era
frecuente en la mitología descubrirla bien con el aspecto de una anciana de
horrible aspecto, o bien como una bella y esplendorosa mujer de aspecto
compasivo según el caso que se tratase. Este cambio de apariencia externa era
muy común y tenía como fin el poner a prueba a los hombres que quisiesen poseer
la autoridad del país o la zona siempre que fuesen justos en su gobierno y estuviesen
libres de celos, temor o tacañería.
Posteriormente
fue asimilada como diosa lunar, gobernadora de las mareas y de los partos. Se
decía que los druidas, en particular, solicitaban su permiso para encomendar
las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs”, es
decir, las puertas hacia la nueva vida en el Otro Mundo.
El
folclore popular pronto la relacionó como reina de las hadas y de los enanos o
Korrigans, al ser desterrada por los nuevos dioses, los milesianos, a los sidhs
junto con sus seguidores, los Tuatha de Danam.
Se
llaman sidhs o sidhe a los palacios situados en un mundo subterráneo
generalmente localizado bajo uno de los muchos montículos, túmulos sagrados o
colinas en la antigua Irlanda, puesto
que los milesianos se repartieron la superficie para ellos y la zona
subterránea, para los vencidos. A partir de ese momento los Tuatha de Danam se
verían obligados a vivir allí una vida paralela dentro de sus síds.
Es
curioso como una diosa como ésta, diosa del sol, de la vida y la fertilidad
acabó convirtiéndose en una deidad lunar de un mágico y sereno inframundo muy
distinto del Hades griego. Esta dualidad (Sol-vida y Luna-muerte) es muy
frecuente en la mitología celta lo que puede confundir a los no iniciados.
Mucho
se ha dicho sobre la verdadera función de esta triple diosa celta, lo que sí
nos queda muy claro es su clara definición de diosa madre por encima de todo;
además muchos coinciden en que su posible origen puede radicar en una deidad
primigenia pre-indoeuropea con posibles tintes sumerios. No es casual que
muchos quieran ver a esta diosa en otras como la Anna Purna de India, la diosa
Pelasga Ana o la diosa Inanna sumeria. Las primeras diosas madre de las épocas
pre-celtas simbolizaron la fuerza de la tierra para cubrir las necesidades de
los seres humanos; conceder fertilidad, acompañar a los hombres en su soledad, sanarles
en caso de mala salud….y otorgar la soberanía a aquel que fuese digno de
poseerla. Todas estas cualidades coinciden y mucho con el papel de la diosa
Danu, deidad heredada seguramente de estas culturas más antiguas y que dan una
idea de la importancia de la mujer en la sociedad celta.
J.
García Font señala en su libro “El legado celta” que en sánscrito Anna
significa alimento y “ann” aliento, respiración. De ser esto cierto, Anna
significaría alimento vital. En su obra hay una reflexión bastante interesante:
“En
el mundo celta el pueblo de Ana, los anaón, son los que han dejado de respirar;
o sea los muertos, la gente del más allá, los que habitan los túmulos (los
Sidhs). También el nombre de Rhianonna deriva de un regena-ana-ona, es decir,
“una reina de los anaón”, de modo que curiosamente Anna es Rhianona y ésta se
nos muestra como la dama que protege a los vivientes y tiene en cuenta a los
fallecidos”.
Sin
embargo otros historiadores afirman que el nombre de Dana parece estar
emparentado con el significado de "aguas del cielo" y "corriente
rápida" en Irlandés. Hay estudios que indican que el Danubio, el río cuyo
nombre procede de la Diosa Madre Danu que proporcionaba según mitos las
"aguas del Cielo", ocupaba el mismo lugar sagrado que el río Ganges
hindú. Ambos nombres se refieren a una Diosa Madre. ¿Queréis saber más?
El
consorte de esta diosa fue Bilé o Belenos, “el Brillante”, un dios sanador de
la luz, del sol y el fuego y en cuyo honor se creó la festividad celta de
“Beltane” celebrado el 1 de Mayo, en la que se celebra la llegada próxima de la
primavera. Al igual que ocurre con su esposa, este dios tiene infinitos nombres
según la región:
Entre los escoceses: Bile o
Belenos.
En la isla de Mann: Bel
Entre los irlandeses: Balor o Beli
En zona celtica continental: Grannios o Borno
En la isla de Mann: Bel
Entre los irlandeses: Balor o Beli
En zona celtica continental: Grannios o Borno
Con
la invasión de Roma y sus nuevos dioses, Dana se convertiría en Diana, la diosa
de la luna y la caza y su esposo Bilé se convertiría en su hermano Apolo, dios
del Sol. Aún así, en las regiones celtas, Diana llegó a tener un culto muy
poderoso y predominante sobre cualquier otra diosa romana como Juno o Minerva,
algo lógico puesto que Danu seguía en la conciencia popular de la gente.
Y
luego de Diana vendría la asimilación con la Artemisa griega. Ahora bien… ¿El
culto de ambas diosas se unificó sin contratiempos? Todo parece indicar que sí
pero en realidad es más complejo. Diana era una diosa de la virginidad y castidad
al igual que la Artemisa griega y era la protectora de los animales tanto
salvajes como domésticos y de las aguas. Era la “señora de los ríos” puesto que
todos sus templos y santuarios se hallaban cerca de ríos, lagos y fuentes...y de
ahí su asociación con la Luna.
La herencia celta es muy palpable puesto que los
celtas tenían por costumbre venerar a lo que ellos llamaban sus diosas
guardianas y que como no, se encontraban en las fuentes, los lagos, los
ríos…algo que culturas posteriores como la griega se encargarían de reflejar en
lo que entenderían como “ninfas” y poder erradicar por completo todo vestigio
pagano. De aquí derivan además las danaides de la mitología griega, una tribu
compuesta por cincuenta mujeres,
descendientes de Dánao, que asesinaron a sus esposos, y por tal crimen fueron
castigadas a llenar con agua un tonel que no tenía fondo excepto Hipermnestra,
la única que no cometió asesinato.
De
nuevo vemos una relación con el agua…. curioso. No es casualidad que los ríos y
todo aquello que produzca imágenes en el agua se hubiese considerado en la
mitología celta como una línea divisoria de dos lugares y un punto de contacto
entre el mundo de la superficie habitado por los humanos y el mundo
sobrenatural.
Un
detalle que me parece importante es que en épocas en las que se adoraba a la
diosa Diana asimilada a Artemisa, en Roma se seguía honrando a una diosa
Luna…esto nos da una idea de la confusión que existía en esta unificación con
ambas diosas y que oficialmente se negaban a aceptar. La política romana y su
rigurosa disciplina acabarían saliéndose con la suya igual que lo haría el
cristianismo asociando la diosa Dana a Santa Ana, la madre de la Virgen María.
En
Italia, los cultos a Diana se extendieron rápidamente celebrándose el 13 de agosto,
como conmemoración de la fundación en ese día del templo dedicado a la diosa,
en el monte Aventino, un lugar que se convirtió en centro principal de cultos
secretos y enigmáticos. Estas fiestas eran celebradas sobre todo por las
mujeres en arboledas de roble, que iban en procesión, provistas de antorchas,
para expresar su gratitud. En algunos de estos ritos las mujeres ofrecían
sacrificios para tener un parto fácil, además de otros rituales guardados bajo
riguroso secreto.
Muchos
investigadores ven aquí el germen que originaría el culto a Diana en la Edad
Media y el Renacimiento como diosa de las brujas; deidad que presidía sus
asambleas nocturnas y que acabaría distanciándose a pasos agigantados de la
diosa celta original, una diosa que acabaría identificándose a Hécate. Según la
nueva religión que tomaría a Diana como deidad principal, inicio del nuevo
paganismo, la diosa tendría una hija: Aradia, la precursora de la magia Wicca.
En
su obra “Aradia” o “El evangelio de las brujas”, publicada en 1899, Charles
Godfrey Leland, investigador, descubrió los valores simbólicos e iniciáticos de
este culto que pretendía rescatar los antiguos valores celtas. Os dejo un
fragmento muy interesante acerca de esta diosa y de cómo se convirtió en la
reina de las brujas:
Diana fue creada antes de la creación, en ella estaban todas las
cosas; fuera de ella se divisaba la primera oscuridad: fue separada en luz y
oscuridad. Lucifer, su hermano y su hijo, ella misma y su otra mitad eran la
luz.
Cuando Diana vio que la luz era tan maravillosa, la misma luz
que era su otra mitad, su hermano Lucifer, la deseó ardientemente. Quiso
recoger esa luz en su oscuridad y tembló por el deseo de apropiársela de nuevo.
De esta voluntad nació su condena.
Pero Lucifer, la luz, se alejó de ella y no quiso doblegarse a
su deseo; él era la luz, que se extendía hasta los confines del cielo, el ratón
que huye delante del gato. Entonces Diana se dirigió a los padres de la
creación, a las madres, a los espíritus, que ya existían antes del primer espíritu,
y les confesó que no podía hacer entrar en razón a Lucifer. Ellos la alabaron
por su valentía y le dijeron que para resurgir tenía primero que caer, para
convertirse en la más grande de todas las diosas debía antes ser mortal.
Y, en aquellos tiempos tan antiguos, al principio de los
tiempos, cuando el mundo fue creado, Diana descendió sobre la Tierra, tal como
hizo Lucifer, que había caído, y Diana enseñó la magia y la brujería de la que
viven las brujas, las hadas y los elfos, que se parecen a los hombres pero que,
en cambio, no son mortales.
Y así sucedió que Diana tomo la apariencia de un gato. Su
hermano tenía uno al que quería más que a ninguna otra criatura y que dormía
cada noche en su cama, un gato más hermoso que un elfo, aunque él no lo sabía.
Diana convenció al gato para que ambos intercambiaran sus
cuerpos, y de esa manera ella podría dormir con su hermano, mientras al calor
de la noche recuperaba su apariencia y podía tener a su hija con su hermano
Lucifer. Pero cuando una mañana él vio a su hermana dormir a su lado, y que la
sombra había triunfado sobre la luz, montó en cólera; entonces Diana pronunció
un encantamiento, un canto de poder, que mantuvo a Lucifer en silencio; se
trataba del Canto de la Noche, que aplaca a quien lo escuche y hace dormir sin
decir nada.
Diana lo hechizó a fin de que quedara sometido a su amor. Ese
fue el primer encantamiento; cantó en voz baja como el zumbido de las abejas,
que hila la vida. Ella hilaba la vida de todos los seres humanos; todo era
hilado en la rueda de Diana. Lucifer la hacía girar.
Diana, sin embargo, no era reconocida como su madre por las
brujas y los espíritus, las hadas y los elfos que vivían en lugares aislados;
ella se escondía con humildad como si fuera una simple mortal, aunque gracias a
la fuerza de su voluntad se situó de nuevo por encima de todos. Su conocimiento
de la magia era tan grande, y tan poderoso su dominio de este arte, que no
dejaba que nada quedara fuera de su alcance. Y así llegó una noche en que, en
una reunión de todos los magos y elfos, afirmó que podía oscurecer los cielos y
cambiar todas las estrellas por ratas.
Todos los presentes dijeron: “Si realmente tienes tanto poder,
si puedes cumplir lo que dices, entonces serás nuestra reina.”
Diana salió entonces al exterior, cogió la vejiga de un buey y una moneda de bruja que tenía el borde tan afilado como un cuchillo y recogió la tierra, y con ella y muchas ratas llenó la vejiga hasta que la hizo estallar.
Diana salió entonces al exterior, cogió la vejiga de un buey y una moneda de bruja que tenía el borde tan afilado como un cuchillo y recogió la tierra, y con ella y muchas ratas llenó la vejiga hasta que la hizo estallar.
Entonces se produjo una maravilla, porque la tierra que había puesto
en la vejiga se convirtió en una bóveda celeste por encima de los reunidos, y
durante tres días llovió sobre la Tierra: las ratas se habían convertido en
estrella o en lluvia. Y habiendo hecho el cielo, las estrellas y la lluvia,
Diana se convirtió en la reina de las brujas; se convirtió en el gato que
reinaba sobre las ratas estrellas, el cielo y la lluvia.
Como
podéis ver, de una simple gota pueden nacer miles de diminutas gotas que
lleguen a formar un inmenso océano. Es
por esto que mucha gente no tiene ni idea de lo importante que fue una
civilización como la celta y de su repercusión en culturas posteriores de todo
el mundo. Yo sólo os dejo una reflexión: Si no hubiese existido Danu ni su
predecesora indoeuropea…. ¿Conoceríamos la mitología tal como la conocemos hoy
en día?